Monday, November 14, 2005

Ni apocalíptico ni integrado

Parece que ésta es la última crónica del año, la cual, como dicen los viejos, pasó volando. La compañía de buenas lecturas lo hicieron algo más amable que de costumbre y las mesas de los bares que descubrimos con mis amigos los viernes, sirvieron para ahogar algún recuerdo de esos que queman las entrañas.

Quizás es el momento de escribir, pequeñas historias de personajes anónimos que conocimos en el andar, los cuales gracias a Francisco Mouat y su empampado pudimos comprender, y nos hacen andar más atentos sin temerle al otro. Cómo quieren vender algunos monstruosos.

Tal vez contar algo íntimo, párrafos que duelen, los cuales el pudor impide muchas veces contar, de lo que sano y bueno no me atrevería plasmar, gritos de denuncia frente a las problemáticas diarias de la escuela o de la cotidianidad misma que el miedo o el poder ocultan en sus sombras de impunidad. O hacer el típico recorrido habitual de las publicaciones de final de año con sus ranking de lo mejor y lo peor del año para salir del paso

Pero en esta columna me quiero dar un gusto, aprovechando la libertad de explorar las temáticas propias con la cual vibramos y nos apasionamos, yo tengo muchas, como la música, Mafalda, los libros, la historia. Pero de una en particular nunca me he explayado en público o no recuerdo haber escrito algo relacionado, es simplemente sobre política.

Aprovechando la antesala de las elecciones, que a decir verdad no entusiasman a nadie y salvo por la posibilidad de que una mujer sea presidenta de esta anoréxica franja de tierra- a la cual “ la gordis”,le aportaría unos kilitos de novedad a este país que se convierte cada día en el sueño de las élites americanas por su calma y letanía – frente a los descarriados vecinos de patio.

Contaré que mi amoríos con la política es de temprano gracias a mi politizada familia, en la cual el dicho en “la mesa no se habla de política de fútbol y de religión” no se respeta, sufriendo de imberbe el abrupto fin de el esperado almuerzo dominguero y de la “molestia” momentánea de mis progenitores, los cuales representan la lucha de estas antiguas antípodas que son derecha e izquierda, representada en el orden expuesto por mi padre diestro y mi madre zurda.

Yo saqué las ideas de mi madre ganándome “el aprecio” de mi familia paterna que con cariño no tardó en calificarme de oveja negra- por mis atinadas intervenciones en respuestas a sus intento de salvación. Mi radical adolescencia se fue menguando con el pasar de los años a través del desencanto por lo añejo de un discurso que se fue cayendo tan rápido como en Berlín. Mi llegada a la U de Concepción afianzó mi interna perestroika, centrando mi izquierda y coqueteando intensamente con el otrora cruel mercado.

Ahora en mi tribuna de liberal de izquierda, hago mi descargo no soy ni apocalíptico ni integrado como alguna vez definió el gran Umberto Eco, la pugna ideológica después de la caída de los socialismos reales, pero si he acumulado rabia por las promesas no cumplidas y por las exclusión de esta democracia protegida. Pensándolo bien, si tengo algo de apocalíptico y éste es mi vaticinio analítico de lo que me a tocado vivir y lo que espero encontrar en el futuro.

Quizás después de estas elecciones, comenzaremos a vivir en el país que nos prometieron, en el país de verdad no en esta burbuja eterna que ha sido el Chile de la transición.

De a poco, muy de a poco se han sabido las cosas, violentamente en algunos casos y en otras confirmando nuestras sospechas, lo cual ha permitido que se saquen las caretas y se muestren tal como son; unas pobres ratas ávidas de poder, en los cuales unos se atornillan en sus puestos y otros dan la espalda a un pasado que tienen manchado con sangre y que gracias a ello son lo que son.

En fin, imaginaste que el viejo era rico, y que robó por todos lados, que la vieja iba estar en cana, que el Mercurio y la derecha le dieron la espalda y que recién ahora supieron que en este país la tierra y el mar cobijan los cuerpos que afloran en sus pesadillas.

Que la concertación tampoco se salva de los manilargas y que a uno de ellos le gustaba jugar y abusar de los niños (de la que se salvó el chico Zaldívar) en fin se sepultó la transición.

Y con ella todo este ambiente opioso, en el cual nos han tenido aletargado este tiempo.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Hola po caipe!!! Fue una muy grata sorpresa haberte reencontrado, después de haberte conocido como niño y adolescente ahora convertido en un hombre inquieto, culto y con ganas y capacidad de expresarte sin dejar por eso de atender a quienes te han precedido.
Y leyendo el blog (aunque todavia no completo porque se necesita tiempo para procesarlo) me doy cuenta de lo bueno de contar con tu capacidad de extraer lo mas esencial de otros autores y vincularlo a nuestra experiencia cotidiana, un ejercicio que para muchos es muy dificil de realizar. Cuando tenga el cerebro mas despejado (no es el mejor momento despues de una tarde de experimentos que no resultan) enviare algun comentario mas atingente, por ahora solo extenderte la mano desde aca
leo.

2:46 PM  
Blogger deAmargo said...

y yo que habia perdido la fé! por fin el credo tan largamente esperado. y te encuentro en tus palabras...no sabes la alegria que me das. Y es que, si tu me hiciste escuchar por primera vez los jaivas, y luego vas y me dices que ya no eres ni de aqui ni de allá, entonces que queda pa mi? si mis bases de sustentación en el pensamiento politico son tanto mas débiles que las tuyas...
Pero veo con claridad que independiente del pseudo presidenciable del momento que elijas (y menos mal que no votas....)sigues siendo el apocalíptico que recuerdo. un abrazo.

1:38 PM  

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